Los Emiratos Árabes esclavizaban niños traídos de países pobres de África y Asia para convertirlos en jinetes de carreras de camellos. UNICEF logró frenar esta crueldad y comenzó a repatriar a los chicos que quedaron vivos. Ana Alfageme relató para El País la vida de tres hermanos convertidos en niños jinetes. 
  Los  niños siempre se plantan delante al ver una cámara de fotos. Los ojos muy  abiertos, la sonrisa blanca, llena de dientes. Ocurre en cualquier rincón de  Mauritania. Luego estallan en una carcajada al reconocerse en la pantalla de  cristal líquido. 

 
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